Poco a poco vamos entrando de lleno en las competiciones de esta temporada. Sin apenas darnos cuenta, hemos pasado de los primeros entrenamientos, a los primeros partidos, y cada vez resultas mas difícil seguir la actualidad de cada equipo, ya que se empiezan a acumular un buen numero de encuentros cada fin de semana.
Y aún no ha comenzado la liga escolar; una competición, que convertirá las jornadas de partidos, para muchos equipos, desde el miércoles hasta el domingo.
Y cuándo llegan los partidos y las ligas, llegan los desplazamientos. Al tratarse de ligas provinciales, los calendarios, nos muestran a principios de año, el número de desplazamientos que cada equipo tendrá que realizar durante el año, y muchos de estos viajes, se vuelven inolvidables.
Esta semana pasada, teníamos un doble desplazamiento que realizar. Los equipos alevines b e infantiles a de futbol, tenían que jugar en el feudo de Frigiliana. Con la lluvia presente, el viernes a primera hora de la tarde, arrancó el autobús con destino al pueblo axáquico y a pesar de lo desagradable de la meteorología, la ilusión por ir hacía el partido era total entre la expedición
Siempre he comparado estos autobuses de equipos que van hacia algun partido, como un vestuario portátil. La camaradería y el buen rollo estuvo presente desde el primer momento, y la convivencia que supone estar un buen rato sentado al lado del compañero con el cuál, minutos mas tarde vas a compartir vestuario y por el cuál te vas a dejar la piel dentro del campo, es una experiencia que estoy convencido a largo plazo, le da a cada uno un bagaje personal intransferible.
También quiero agradecer personalmente a aquellos padres entregados que a pesar de que la climatología no era para nada halagüeña, se desplazaron hasta Frigiliana para asistir in situ al partido y darnos a todos el apoyo siempre tan necesario.
Por último destacar un detalle que viví de uno de esos padres que se desplazó hasta alli. A pesar de tener a sus dos hijos alli, y de que ya habían acabado los partidos, antepuso la experiencia de sus hijos de volver con el resto de sus compañeros en la expedición y tener que volver a recogerlos al colegio cuando el autobús llegó, quitándose el descanso a si mismo, siendo ya un viernes casi a las 10 de la noche, cuando la semana de trabajo, ya se nota en la espalda……para mi chapeau!!!
Jose Cabra.