Como un batallón

En primer lugar quiero pedir disculpas por este silencio en Desde las gradas del ultimo mes; todas las personas tenemos nuestras manías, hay gente que no puede dormir si no es con su almohada y otras que no conducen mas que su coche, y a mi me ha costado adaptarme a la falta de mi portátil; sin embargo ya estamos de vuelta.

Para este nuevo artículo quiero aprovechar la ocasión y recordar a un grupo de personas que para mi fueron algo mas que unos simples jugadores o un simple equipo.

Hace ya 6 años que aterricé en Asunción, y mi primera responsabilidad aquí fue hacerme cargo de un equipo de futbol sala que según ellos nunca habían sido buenos como equipo, pero que como personas eran los mejores.

Al principio me consta que no hubo conexión conmigo por su parte, con el tiempo esas cosas se reconocen entre risas, pero el paso del tiempo nos hizo importantes los unos para los otros. Poco a poco fuimos consiguiendo objetivos y deportivamente el equipo alcanzó éxitos que no se hubieran imaginado, sin embargo, ellos se convirtieron para mi en esos 3 años que pasamos juntos en el curso de entrenador, maestro, monitor y otras muchas cosas mas, mejor que pude tener, y me consta que para ellos, fui algo mas que un simple entrenador.

Desde el día en el que acabó su estancia en el colegio, se convirtieron en el equipo con el cual yo comparaba a todos los demás que dirigía, ya que la huella que dejaron en mi ha sido profunda, y no es que aquellos tres años fueran de color de rosa, para nada, en cada entrenamiento había tensión, había rivalidad y en muchos de ellos había discusiones, y con prácticamente todos ellos, tuve mis riñas, sin embargo, el equipo estaba por encima de todo y de todos, y lo que prevaleció en todo momento fue el respeto y el cariño que cada uno nos hemos tenido siempre.

Por ello, cuándo la vida golpeó de verdad a uno de ellos, todos los demás, raparon su cabeza al momento para que quien se atreviera a hacer daño a uno de ellos, viera que éste no estaba solo, que tendría que superar a todo un batallón y que en lo último en lo que pensaban, como cada vez que salían al campo, era en la derrota.

Hoy va a tener que superar otro puñetazo de la vida, de los que dejan huella y de los que a cualquiera dejaría KO, sin embargo, eso no va a ser así, hoy tampoco estas solo, aunque no estemos cada lunes y miércoles para entrenar, aunque no gritemos juntos Asunción antes de un partido, aunque no nos abracemos después de meter un gol, hoy tampoco estarás solo, hoy el equipo, como siempre esta contigo y la derrota, como aquel año en el que fuimos campeones, no entra entre nuestros planes,  y aunque la vida a partir de hoy para ti sea diferente, hay cosas que nunca cambiaran, y como os decía siempre al final de cada partido, “estoy muy orgulloso de entrenar a este equipo”.

¡Fuerza Nacho!

Publicado el 18 abril de 2013.