Mi canción de estas Navidades fue una de la Navidad anterior. La canción se llamaba “Hecho con tus sueños”, propia para el momento que viví con un grupo de niños y niñas que me hicieron amar la vocación que me mueve cada día; y como bien dice…”Magia cuando miro, y te tengo al lado”.
El viernes pasado nos tocó perder querida amiga, y como ya te dije, esta derrota va a durar un tiempo, no ha sido de un día, es de semanas y meses, y probablemente, de no olvidarla….pero mejor, no la olvidemos. Por cierto, como grande que eres, y ejemplo que me das cada día, que no se nos olvide “ENHORABUENA CON MAYÚSCULAS A PRESENTACIÓN”…las mejores victorias son las que se consiguen ante los grandes, y tu querida amiga, eres una gigante.
Sabes que a ti no te hacen falta halagos gratuitos, ni que te digan lo que vales….las personas con tu carácter tienen la perfecta sabiduría de saber lo que es pasar frío en el invierno de esa vida que está por organizarse, las que son como tú, se quedan las últimas cuando las derrotas son como fueron el viernes, dan el callo, y sobretodo, tienes la humildad de correr sin frenos, hasta otro partido, a ponerte de nuevo la burdeos, a no fallarle a quienes creen en ti, y después, si hay tiempo, ya pensarás en tí.
Hubo lagrimas, ¿Para que negarlo?. Pero ¿Sabes que?, que no eran las lagrimas de alguien derrotado, las personas que estan hundidas, lo están porque el agua les llega al cuello, y no saben nadar, y las tuyas vienen de arriba, como ya te he dicho eres una gigante amiga, y cuando los gigantes lloran, que los mortales cojan el paragüas….o las barcas que lo que viene detrás es un tsunami de trabajo, de ilusión renovada, y de lo que a tí mejor te describe….de humildad.
No hay que tener miedo a la derrota, lo mismo que a la muerte. Si no vivimos pensando en que nos moriremos algun día, no juguemos pensando en que perderemos. El miedo a la derrota y a afrontar nuestros miedos, nos llevan a la derrota y a tener miedo, por ello, chicas, apoyaros en quien necesitéis, antes de salir, abrazaros, que no hay entrenamiento que fortalezca tanto los musculos para un partido que un abrazo…y hacerlo fuerte, que si sois capaces de soportar el peso de un buen abrazo de una amiga que lleva vuestra camiseta, sereis capaces de soportarlo todo.
Yo no suelo abrazar, pero el viernes abracé a un gigante, y aunque parecen duros, son blandos por dentro, son débiles cuando ellos deciden serlo, y sobretodo, aunque otros no lo vean, se hacen pequeñitos a veces para que podamos estar a su altura, y decirles que la queremos como lo que es…magica a nuestro lado.
Para ti, Encarnita.