La última rueda

“Una leyenda nunca se olvida para que siempre pueda ser contada”

Quizás muchos no entendáis el título pero aquel que haya visto alguno de nuestros partidos sabrá de que hablo, ese momento en el que mano sobre mano nos conjuramos cada partido para hacer frente a la batalla con la moral por las nubes, ya sea con grandes gritos, aunque a veces descoordinados, o a susurros para que los rivales sepan que somos diferentes, que no somos un equipo cualquiera, somos algo más. Un equipo, una familia. Es el resumen de lo aprendido en todos los años disfrutando al lado de estos chicos a los que puedo hoy  llamar hermanos.

Siempre había escuchado hablar del equipo del gran Ale Doblas ganador de numerosos títulos pero lo que no sabía es que el futuro me depararía jugar a sus órdenes. Todavía me acuerdo esa pretemporada en la que se hizo la división entre el A y el B lo que me disgustaba,  ya que veía mis posibilidades de descender y lo que me llevó a empezar en el B como imaginaba, pero un milagro hizo que ascendiese y empezase mi trayectoria con los que en tres años me han enseñado a no solo ser jugador sino también persona y aquí comienza  la crónica de una leyenda viva.

Empezaré uno por uno porque si algo sabe todo el que forma parte de esta familia es que todos somos iguales de importantes. Y como en las alineaciones de los grandes equipos empiezo por  abajo por los ángeles de la guarda, por los porteros. ¿Hay alguien que no conozca los nombres de Gonzalo Urbano y José Luis Merino?, claro está que no, porque si mi fe era grande cuando empecé en esto del fútbol, más grande lo es ahora después de ver sus milagros. Esa manera de volar de Gonzalo, de llegar a donde nadie lo hace, de salvar al equipo al igual que el chiquitín por así decirlo, José Luis con su locura y su valentía, ese par de cascarones que no le faltan a la hora de jugar siempre. Luego vienen esos chavales llamados defensores pero a los que yo llamaría murallas, jugones y claro ya sabeis de quienes os hablo, empezando por el extranjero, qué decir de nuestro alemán, de nuestro motor, un tío con algo más que visión de juego, ese es nuestro Pablo Campuzano o Weiserthartman; si hablamos de machos ibéricos tenemos a un tal Jaime Briales defensor de la raza hispánica y papá del equipo; ahora toca hablar de la institución Mañas Rein, empezando por Álvaro, el Kaiser con su gran llegada y carácter indomable, un tío grande donde los haya, seguido de la figura y permítanme que lo trate como Don, José Luis Mañas el Gran Capitán, espíritu y producto Asunción, con un brazalete pegado al brazo siempre y con la mesura y carisma como principal característica; pasamos al pulmón del equipo Carlos Muñoz un expreso que corre la banda sin descanso ; Javier Lamagia Guerrero con ese juego que da al equipo su personalidad frente a los demás y el comodín Víctor Suiso Antón el discípulo del mago con una pisada digna del mismísimo Zidane. Llegando arriba nos encontramos con el regate y la técnica de José Rivero, el espíritu de entrega, trabajo y sacrificio de Peti Souviron , la técnica y el carácter de Javi Bentabol, la potencia de Canalejo, la pisada y el juego de espaldas de Pepe y el crack, la estrella, el goleador, el nombre que atemoriza a los rivales antes de jugar, Don Carlos Franco Verdú, ejemplo a seguir por todos con las palabras coraje y entrega tatuadas en el pecho y para acabar un servidor que soy lo que soy únicamente  gracias al resto. Pero si tenemos que hablar de alguien importante es el que maneja el timón del barco, Alejandro Doblas. Una persona de las que no quedan, creador  de un estilo de juego y de una forma de vivir el fútbol sala, sin él no seriamos más que unos cuantos chavales jugando a  este deporte. Quiero dar gracias a otros que han ayudado muchísimo a la creación de este equipo, es el caso de José Cabra, con el que disfrutamos y aprendimos aunque a veces a base de largas charlas, muchísimo de algo más que fútbol y a Pruden por esa intensa preparación física que nos llevó a ser auténticas máquinas en el campo. Y otros jugadores que pasaron por el equipo, ya sean Leo, Domingo, Javi, Paco y el gran Ocete con la magia y el regate de otro mago y algunos más que se me pasarán.

Momentos únicos e irrepetibles, aunque a veces dolorosos como la mala suerte de nuestros campeonatos de Andalucía, pero también grandiosos como los partidos de Coín, San Pedro y Torroles o esos vídeos motivacionales de Doblas antes de los partidos ( Who am I ??!!!) o nuestras canciones en el vestuario y muchas más que no se pueden resumir en un único texto. Solo quería agradeceros a todos de corazón porque aunque algunos se vayan y otros se queden esto que hemos vivido se queda grabado en el corazón, una aventura que acaba, un ciclo que termina pero que deja grandes personas y generaciones venideras tomándonos de ejemplo. No ha sido el mejor año de todos, pero me quedo con que por más golpes que hemos recibido siempre nos hemos levantado y hemos seguido peleando. Hoy más que nunca no digo adiós, digo hasta siempre compañeros y me despido gritando más fuerte que nunca 1,2,3 ASUNCIÓN !!!

Jose Cabra.

Publicado el 25 junio de 2014.