Entre los antiguos griegos, este término se utilizaba para “la purificación de las pasiones del ánimo mediante las emociones que provoca la contemplación de una situación trágica”.
Es algo así como mirar un desastre y que tu mente se libere, que se abstraiga de lo que allí ocurre, y se purifique. En la actualidad, también tiene sentido de resurgimiento y cambio ante lo desastroso…tirar todo por la ventana.
Días antes de la catarsis….esos son los días, en los que no te imaginas que la catarsis esta cerca.
El sábado por la mañana me encontraba sentado únicamente ante mi mismo. Jugaba a las 11 de la mañana en el colegio, y de manera extraña, estaba por allí con bastante antelación. Pendiente de lo que acontecía por el colegio, por cierto, que es una gozada ver semana tras semana aquello a reventar de ilusión deportiva, desde abuelos a pequeños. Me senté a observar desde lo mas alto, y me abstraje a lo que llevaba viviendo con mis equipos las dos ultimas semanas. Llevo tres equipos este año, y todo eran derrotas últimamente, nada salía bien y todo era desastre tras desastre. Una hora antes de mi siguiente partido, previsible derrota de nuevo, me empiezo a plantear si realmente mi trabajo esta siendo el correcto…si he perdido el feeling, o si realmente ese es mi nivel habitual, y hasta ahora me he ido escapando con suerte de las situaciones que me he ido encontrando. Sé que son casi 10 años ya de trabajo….pero las malas rachas y los malos momentos, es lo que tienen, que te atrapan y te hacen dudar de todo.
Este sábado además, iba a ser duro. Tres partidos; El primero, ante el segundo de la liga, siendo últimos, el siguiente ante un rival inferior, pero con muchísimas bajas que nos harán sufrir, y por último…vete a Fuente Piedra, un sábado a las 6 de la tarde, a jugar ante el mejor equipo de la liga….
¿Qué le dices a un grupo de padres que se han levantado a las 9 de la mañana un sábado para traer al niño al partido, cuando te han metido 10 goles en contra….por segunda vez seguida? Eso mismo, pensaba antes de jugar….¿Cómo se justifica el “buen trabajo” que estamos haciendo?; ¿Cómo les hago ver, que estamos en el buen camino?….Tiraremos una vez mas de la manida excusa de que somos de primer año…..que es cierto, que ellos lo entienden….pero yo también a veces espero ver otras cosas. Si por algo deseo ser padre, es por ser capaz de hacerle ver a mi “Pepe” que en el deporte, como en la vida, “perder es creer mas fuerte en ti mismo y en tus ideas”;o para decirle que cada gol en contra “es un puñetazo a tus convicciones” y que mientras haya trabajo y esfuerzo, “no hay mas derrota que rendirse”.
Eso mismo me lo enseñaron a mi el sábado.
En casi 10 años, tengo recuerdos bonitos e imborrables, pero a partir de este sábado tengo algo que no se me va a olvidar jamás, y es que, en la libertad y la inocencia de un niño, va la felicidad de aquel que cree en ellos. La lección de esfuerzo, de coraje, de entrega, de corazón, que dieron, estos chicos a las 11 de la mañana del sábado, fue inolvidable….pero lo que 3 horas mas tarde, hicieron mis 7 pequeños guerreros en Torremolinos, a pesar de que nos empataran en el ultimo segundo, fue de película….y por último, ir a Fuente Piedra, a las 6 de la tarde un sabado para reencontrarte con lo que la juventud de 17-18 años hizo allí ….esa que parece ser que “pasa de todo”, no la olvidaré nunca….y perdimos.
Por ello, el resultado al final, es relativo. Queremos ganar, como poco, todos los días en algo, para irnos a la cama con nuestra medallita de haber sido mejor que otro, o de demostrar que valgo para algo….pero yo el sábado, a las 8 de la tarde, cruzando las Pedrizas, descubrí que las victorias y las derrotas, están en los ojos de aquellos que solo saben mirar un resultado, pero no en el corazón de aquellos, que se levantan cada mañana para ponerle los calcetines a su “Pepe”.
Sigo creyendo en mi trabajo, y seguramente, aunque nos hubieran metido 10 goles….eso es algo que al final pasa, pero lo que la vida te enseña, es que, hasta que ella quiera poner punto y final, aquí no se rinde nadie, que lo que te ha llevado hasta el día de hoy, no ha sido el dejarlo todo a medias porque me haya ido a la cama las dos últimas semanas sin un acta de color rosa que te diga que lo haces mejor que el de enfrente, y que las palmaditas en la espalda de aprobación, son solo para aquellos que las necesitan para que les sigan empujando hacia delante.
Sí, se necesitan a veces las catarsis, las purificaciones en forma de crítica, que haya alguien al lado, y que te diga, que algo no lo estás haciendo bien, y por eso, seguimos adelante, buscando el siguiente fracaso o la siguiente derrota, que allí nos encontraremos con la autenticidad de aquellos que no viven con el miedo de perder, que estan limpios de fe, y yo, les seguiré atando los cordones para que no se tropiecen cuando vayan a tope a por ese balón que cuando se abraza con las redes de la portería o del aro, son las que nos hacen sentir ganadores.