Hace tiempo que no me ponía delante del ordenador para escribir algo. Y por supuesto, ahora si que he encontrado tiempo. Creo que si hay algo que no haces en este tiempo, nunca mas lo volverás a hacer, y escribir para mi, es algo que seguirá conmigo.
Hace cosa de un año mas o menos, en una de las clases que tuve en el experto que lleve a cabo, nos dio la sesión una psicóloga. Lo primero que nos dijo fue que cogiéramos nuestro móvil, y que pusiéramos la cámara frontal y nos la pusiéramos frente a la cara…como si fuéramos a hacer un selfie. El ejercicio consistía en quedarnos mirando el movil de frente, así como el que se mira al espejo, pero mirándonos a la cara, de frente, durante al menos un par de minutos. No teníamos que decir nada, solo mirarnos a los ojos a nosotros mismos. La pregunta tras esos dos minutos era clara… ¿Te gusta lo que has visto?.
Parece un ejercicio fácil, simple, pero no es sencillo mirar a nadie a los ojos dos minutos en silencio, y menos aguantarte la mirada a ti mismo. Muchísimos compañeros, reconocieron que no les gustaba lo que veían. Eso sí, todos tiramos por la parte física de la pregunta. Pero por supuesto, la pregunta era más profunda.
¿Cómo lo lleváis? Es una pregunta que he hecho y me han hecho a menudo estos días.
A día de hoy lo llevo bien, pero esto es algo más profundo que no salir de casa durante un tiempo. Considero que tenemos la oportunidad de empezar a pensar en que nos estamos poniendo ante nuestro espejo, que debemos mirarnos por dentro, y prepararnos para salir de esto, sabiendo que saldré siendo mejor de lo que era cuando entramos.
En este tiempo que nos toca vivir vamos a reír mucho, vamos a gritar, vamos a llorar, vamos a saltar, vamos a bailar, vamos a cantar…en definitiva vamos a vivir, o mejor dicho, vamos a mejorar la forma de vivir, aprender a vivir mejor.
Estoy convencido, es un esfuerzo a corto-medio plazo, para un bien a largo plazo. Vamos a salir, pero seguramente, la dureza se va a acrecentar, empezarán los casos cercanos, los casos de alguien conocido, los casos de alguien joven….posiblemente se salga tarde, pero se saldrá, y lo conseguiremos aunque no estemos juntos, porque estamos unidos.
Todo es una oportunidad, y esta es una de las grandes, yo mismo me he sorprendido, sacando lo mejor de mi mismo en todo momento, por mi bien , por el de mis seres queridos, por el de todos. Vivo en una vivienda donde solo tengo un vecino, pero yo me crié en una urbanización donde había cinco plantas a cuatro pisos por planta. Tenia que coger el ascensor para llegar a casa, compartíamos una pista polideportiva, compartíamos un parque de juegos, y recuerdo como mi madre siempre a través del ojopatio se paraba a hablar con la vecina del frente mientras tendían la ropa. Ahora, por mi propia necesidad de tomar aire y de cambiar de registro, he salido a la terraza cuando sabia que los vecinos estaban fuera, y me he parado a preguntarles por sus trabajos, y por su niña, y por sus padres…no me avergüenza decirlo, en muchas ocasiones evitaba salir si ellos estaban fuera, para evitar entretenerme, para evitar perder el tiempo, para evitar hablar…estaba aislado ya…ahora que estoy confinado, lo veo, y si…en mi confinamiento, también busco mi aislamiento puntual…pero la necesidad te enseña el camino correcto.
Es duro, por supuesto, pero yo lo veo como cuando te hacen la pregunta: “Que te llevarías a una isla desierta”. No es una isla desierta, ósea que es mejor que eso, pero realmente me llevaría a los que tengo aqui dentro conmigo. No hay nada de puertas para fuera que eche mas de menos que a quien tengo aqui conmigo a todas horas. Nos han confinado si…pero lo han hecho con todo aquello que mas quieres…valoremos esto cuando se abra la puerta, lo importante de verdad esta de puertas para dentro, no me han quitado la libertad, nos están regalando la posibilidad de ser realmente libres cuando esto pase.
Por mi trabajo y por mi forma de ser, suelo afrontar las cosas como entrenador, como profesor, como parte de algo que busca un mismo objetivo. Suelo verlo todo como un trabajo de equipo. Este es nuestro equipo, y todos estamos en el mismo esta vez, no hay relegados al banquillo, no hay nadie discriminado porque sea malo jugando y que lo hayan dejado el ultimo sin elegir, esta vez estamos todos seleccionados, y tenemos la consigna clara. Yo me siento parte de este equipo, el mister me ha dejado clara cual es mi misión en la pista, en este partido se que tengo que hacer para mi equipo, y la verdad, creo que lo estoy haciendo muy bien, me siento orgulloso de mi mismo, de los míos, y por supuesto de mi equipo. Cada tarde salgo a la terraza, y observo como todos siguen ahí, con linternas de móvil te muestran que no estas solo, que ellos tambien están haciendo su labor. Este es un gran equipo, es un equipo ganador y yo saldré de aqui, como lo haremos todos.
Mucho animo. Vamos equipo. Esto es para vivir.
He visto un vídeo que me ha hecho pensar y quería compartir con vosotros el mensaje del mismo y adaptarlo con mis reflexiones particulares en una noche en vela.
DIVINA ESPERANZA
Un día, al despertar, nos dimos cuenta que la vida tal y como la conocíamos, ya no era igual.
La muralla china no era tan inexpugnable como cabía imaginar.
Paris sin su luz se había quedado y sin sus enamorados.
Ningún camino a Roma conducía y ahora Nueva York si que dormía.
De la pesadilla queríamos despertar, pero que Madrid parecía un desierto era muy real.
Empezamos riéndonos de los memes, y ahora los usamos para no llorar, por que ni tan si quiera un apretón de manos nos podemos dar.
Los besos y abrazos pasaron de dar vida a promover mortalidad.
Comprando comida para meses, sin pensar en los demás.
Tan egoístas somos que pensamos: “No te preocupes, solo es peligroso para los mayores”, como si a nuestros padres y madres no les fuera a infectar.
Y en lo que se tarda de pasar de verso a prosa nos percatamos de nuestra fragilidad.
Hay egoísmo.
Hay aislamiento.
Hay miedo.
Hay enfermedad.
Y si… Hay muerte.
Pero dicen que en Wuham, después de tantos años de ruido y polución, hoy de nuevo se ve el azul del cielo y se oye a los pájaros cantar.
Dicen que en las calles vacías de Milán la gente está cantando desde sus balcones, y todos mantienen sus ventanas abiertas para que los que están solos se sientan acompañados.
Dicen que cientos de adolescentes se están organizando para hacer la compra a los ancianos para minimizar el riego de contagio a los más débiles.
Dicen que la solidaridad entre conocidos y desconfiados, amigos y enemigos está imponiéndose al egoísmo.
Dicen que ahora hablamos más que nunca con nuestros familiares y amigos y que nos hemos dado cuento que “ellos”, los “nuestros” son lo realmente importante. Es tiempo de parar, de alejarnos del ruido y reflexionar.
En todo el mundo la gente está despertando, las redes, que tanta ansiedad nos generan a veces, hoy nos unen más que nunca, las personas ahora miran a sus vecinos de una nueva forma, nos estamos dando cuenta de que realmente tenemos muy poco control sobre lo que nos rodea, en un momento todo cambia sin que lo veamos venir, pero lo que de verdad tiene valor, lo más importante, lo que nos hace grandes, ser buenas personas y querer a los demás, depende exclusivamente de nosotros.
Si, hay egoísmo, pero no cabe duda de que hay mucha más solidaridad.
Si, hay aislamiento, pero no tiene por que haber soledad.
Si, hay miedo, pero aún hay más responsabilidad.
Si, hay enfermedad, pero ante ella se impone la profesionalidad de todos esos héroes con bata que velan por nosotros.
Y si… Hay muerte. Pero lo que más hay, por encima de todo, es ESPERANZA.
A este virus ya lo hemos empezado a vencer, y volveremos más fuertes y mejores que nunca.
#NochesEnVela
cierra los ojos…
abre la mente…
camina…
A camino largo, paso corto
paso constante…
siente el ambiente…
respira…
A camino largo, paso corto
cuatro paredes…
un habitante…
suelta la ira…
A camino largo, paso corto
es tu momento…
mira hacia dentro…
tranquila…
A camino solo, paso tuyo
conocimiento…
aceptalo, crece…
emoción…comprensión… vida…
La noche pasada mientras dormía he tenido una terrible pesadilla, en ella veía a la población mundial en estado de shock, confinados en nuestras casas sin poder salir a la calle solo para comprar productos de primera necesidad y realizar trabajos indispensables para la sociedad. De golpe se paralizaba nuestras vidas por un virus muy contagioso que afectaba principalmente a las personas mayores y a personas con afecciones médicas previas, que se contagiaba muy rápido y donde no había vacuna existente. Íbamos a estar al menos dos meses sin poder ver a nuestros seres queridos como abuelos, tíos, primos, amigos… Con todo prácticamente cerrado, sin poder trabajar, sin colegios, universidades, guarderías abiertas, al igual que bares, restaurantes,..
El día a día sería distinto para todos, la rutina de levantarse para ir al colegio o trabajar, ir de compras, pasear o hacer deporte con nuestros amigos entre otras muchas cosas habituales estaría prohibido. Y lo peor de todo el no poder entrenar a mis equipos, el verles día a día, escuchar sus risas y reacciones, sus inquietudes. Hablar con ellos, con los padres, con el resto de compañeros cada uno contando sus historias.
Mi preocupación era que si esto ocurriera algún día, ¿estaría nuestra sociedad preparada para afrontar esta crisis?, ¿cómo reaccionarían nuestros hijos, nuestros menores ante esta nueva situación excepcional?.
Una vez pasado ya el miedo es cuando me he sentido orgulloso de ser español y sobre todo de tener el corazón asuncionista.
Orgulloso de ser español, saber que estaríamos en manos de superhéroes sin que ellos lo sepan, profesionales que hacen su trabajo de forma brillante y que nos llenan de orgullo tales como el personal sanitario, cuerpos y fuerzas de seguridad del estado, militares, transportistas, trabajadores del campo, personal de limpieza y tantos otros me tranquilizó.
Orgulloso de saber que hemos tenido la suerte de nacer en un país fantástico, de gente trabajadora, solidaría, cariñosa y que sacaríamos lo mejor de cada uno para proteger y ayudar a nuestros seres queridos y al prójimo.
Y como no, ¡¡ orgulloso de ser asuncionista ¡¡. Saber que nuestros queridos jugadores y alumnos darían una lección a sus padres y familiares, a los vecinos y a la sociedad en general de como actuar ante una crisis semejante. Saldrían a relucir día a día los valores adquiridos en nuestros equipos, en nuestro colegio, en nuestros entrenamientos.
Por un lado el espíritu de sacrificio y compromiso; estar en casa sin salir, sin poder ver a los abuelos, primos, hermanos, amigos,…El no poder ir al colegio, a entrenar, ir de paseo, jugar en espacios abiertos,ir al cine,….El dar clases y hacer los deberes que les mandaran sus profesores telemáticamente. Y todo este sacrificio y compromiso sin una mala cara, un mal gesto porque este sacrificio tendría su recompensa como lo hacen en cada entrenamiento.
Por otro lado el espíritu de compañerismo y trabajo de equipo; estar en casa ayudando a sus padres a limpiar la casa, poner la mesa para comer y recogerla, ayudando a cocinar, jugando con sus hermanos menores, ayudando a sus compañeros con los deberes… Y todo ésto sin que ellos se lo pidan porque este compañerismo y cooperación existe en cada entrenamiento.
El espíritu del respeto; estar en casa respetando a los demás personas que viven en la misma casa y respetando a los vecinos. No molestando cuando alguien aún duerme, no haciendo ruido en horas inapropiadas,…Y este respeto emergiendo de forma natural porque lo realizan en cada entrenamiento y partido hacia los compañeros, rivales y entrenadores.
Y por último el espíritu de la perseverancia y respeto por uno mismo; ante la adversidad, la frustración de estar encerrados, sacar a relucir la perseverancia en cada momento como lo hacen día a día en cada entrenamiento para ser mejor deportista y persona.
Comer sano, dormir las horas aconsejables, seguir entrenando físicamente a diario en casa es respetarse a uno mismo y tener hábitos saludables.
Y estos valores nuestros jugadores lo entrenan todos los días de forma inconsciente.
Por éstos y otros muchos motivos me reí de la pesadilla y estuve convencido que nuestros hijos nos darían una lección de vida a todos nosotros de como afrontar estas situaciones de alarma. En definitiva, al terminar esa pesadilla serían mejores personas.
Mucho ánimo a todos. Queda menos para darnos un fuerte abrazo y muchos besos. ¡Vamos ASUNCIÓN!
Mi confinamiento está siendo llevadero porque el trabajo en el cole se ha interrumpido, pero continúo yendo a trabajar al Parque Tecnológico. Por ello, el cuidado de mis dos peques de 3 y 2 años es únicamente la mitad del día y, por la mañana, el trabajo me permite disfrutar un poco del exterior intercambiando opiniones con mis compañeros sobre la difícil situación que nos toca vivir, realizando entre todos las mejoras para prevenir los contagios e intentando sobrellevar el trabajo de la mejor manera posible.
Hace muchos años la entrañable religiosa Madre Paz le dijo a mis padres, y no se equivocaba, que era muy optimista, carácter este que aunque a veces pueda considerarse un defecto, en estos momentos confirmo que es una virtud porque te colocas unas gafas que te hacen ser más feliz, sufrir menos y además favoreces que lo que esté por llegar sea siempre mejor que si eres pesimista o agorero.
En el trabajo he podido apreciar que esta sensación de angustia cada uno la lleva de una forma y desde aquí aconsejo a todos a que dobleguemos nuestros límites de paciencia en un 200%, que esos jóvenes que estaban acostumbrados a estar poco tiempo con sus padres entiendan que sus progenitores han dado y seguirán dando todo por ellos y que seguramente ahora les rondará problemas mucho más importantes de salud, trabajo y futuro.
Me flipa la cantidad de retos por redes sociales que sólo hacen motivar y hacer más agradables estos días, mostrando las más variadas versiones de cada uno. Momentos para recordar también jugadores que gritaron el “1, 2, 3 Asunción” junto a este entrenador o rememorar generaciones que fueron realmente míticas. Me encanta ver familias con hijos adolescentes jugando a juegos de mesa, fortaleciendo la familia y conociendo más si cabe a nuestros seres queridos. Me enorgullece que mis preminis me llamen por vídeoconferencia para saber como lo estoy llevando.
Asimismo, me hace sentir bien, cuando voy y vuelvo del PTA que, aunque las calles vacías impresionan, se siente que el 99,9% de ciudadanos está siendo responsable y disciplinado con las directrices fijadas, este ambiente vacío de vida no le gusta a nadie cuando sale de casa, ni al que va al trabajo, a la farmacia, al súper o al que con un peluche quiere engañarse a sí mismo.
Se añora también con tristeza no vivir este año las procesiones de mi cofradía de Fusionadas y del resto de cortejos procesionales de nuestra Semana Santa, que vertebran la ciudad y que en Asunción tiene muy buena escuela de nazarenos gracias a las profes Ana y Mati.
Mi vida está llena de porcentajes y por ello creo que cada vez abuso más de ellos como habéis apreciado anteriormente. A diario en el PTA los uso para evaluar la calidad de las reparaciones de ordenadores HP que realizan mis compañeros, en el basket para calcular la efectividad de los tiros a canasta y lo último ha sido incorporarlos a mis búsquedas de internet cuando me quiero informar, con mayor rigor y perspectiva, de la situación del COVID-19 añadiendo las sensaciones de primera mano de mi padre que es médico de Urgencias. Estos porcentajes también facilitan la visión del impacto económico de esta crisis y a cuántas familias llegará a afectar seriamente este nuevo escenario que ninguno podía llegar a pensar.
Y ahora se preguntarán, que después de este rato que se ha extendido más de la cuenta, a qué viene la pregunta del encabezado. Pues la relación se debe a que “Soy afortunado” como canta el grande de Manuel Carrasco porque hoy sábado tras dos semanas de estado de alarma lo primero que ha dicho mi hija Rocío, de 3 años y medio cuando la he despertado ha sido “¿Tienes hoy trabajo? ¿tienes hoy baloncesto?” mis respuestas ya las conocéis y seguidamente me ha abrazado. Con esta anécdota concluyo y el mensaje está claro, disfrutar de la familia, de los pequeños detalles, de las vivencias que sin este encierro (o recogía, jeje) no estaríamos degustando.
Son muchas las sensaciones, sentimientos encontrados, pensamientos que rondan por mi cabeza y mi corazón estos días. Lo que me pasa por la cabeza creo que lo tengo más controlado aunque un poco revuelto, pero sé que mi corazón está roto.
Se me rompe el corazón cuando Daniela que tiene 4 años se levanta cada mañana con la frase: “otro día en casa por culpa de coronavirus”, sabe que es un bichito malo que está en la calle y nos quiere pillar, así que tenemos que quedarnos en casa para que no encuentre a nadie, se aburra y se vaya pronto.
También me pregunta por su seño del cole, sus amigos, por el parque, por las ardillas a las que da de comer cada mañana antes de entrar a clase, por sus primos y por los abuelos.
Se me rompe el corazón cuando Javi que cumplirá 2 años en un mes me pregunta por el tito y sonríe al ver a sus amigos del cole y a su seño en video llamadas o fotos y me trae el móvil para que llamemos al abu.
El salón está lleno de juguetes, cada día hacemos las fichas que nos manda la seño e inventamos alguna cosa más para jugar. Hacemos puzles, pintamos, jugamos con los coches y con los Pin y Pon , hicimos nuestro arcoíris, hemos hecho un circuito de coordinación y otro de coches en el pasillo, construimos una jaima bajo la cama y también vemos dibus, nos reímos un montón y alguna pelea también hay, pero a las 20:00h la salida al balcón es obligada, hay que aplaudir fuerte y ellos lo saben bien. Y cuando sale el sol aprovechamos para subir un ratito a la terraza.
Yo espero con muchas ganas volver pronto a la rutina de cada día, esa que siempre soñamos romper, aunque de manera distinta. No dejo de pensar en el momento de volver a llevar al cole a los peques, ir a trabajar y comer rápido para llegar a tiempo a los entrenamientos. Si por supuesto los entrenamientos también los echo mucho de menos, supongo que por eso, las prendas que mas estoy usando estos días son mis sudaderas de ADA. Supongo que como suele pasar, es ahora que hemos perdido todo eso cuando más lo valoramos.
De cualquier forma, hay que ver el lado positivo a todo, sé que soy afortunado, que mi familia y los que me rodean se encuentran bien, que mis amigos me están esperando, que mis compañeros también están deseando volver a las pistas y que sobre todo, tengo que aprovechar este momento de “pause” para disfrutar cada minuto junto a Virginia de Javi y Daniela, que aún después de tantos días en casa, nos siguen sorprendiendo, siguen aprendiendo y nos enseñando cosas nuevas.
Mi corazón hoy está roto y triste, pero sé que pronto se va a curar y volverá a sonreír, que solo quedará una fea cicatriz que me recordará nuevamente que cada momento es importante y que todo tiene la importancia que tiene. Juntos vamos a superarlo y juntos lo celebraremos.
Nos vemos pronto para volver a gritar juntos, 1,2,3… ASUNCIÓN!!!
Días de constante escucha de reflexiones sobre la situación que nos ha tocado vivir y son, en la gran mayoría de los casos, de personas que extrapolan todo lo que esta sucediendo en nuestra sociedad a sus trabajos o hobbies.
En mi caso, he recordado, imaginado y soñado todo con el deporte que hace que tenga mi cabeza sana y activa. Los que me conocéis, sabéis que esto de escribir para mí, más que un desahogo o liberación, es un castigo, pero al ver a tanta gente pasarlo mal, no me queda otra que arrimar el hombro y no ser siempre la que se rebela en estos casos.
Volviendo atrás, ¿cuántas veces habré dicho en un partido de BALONCESTO … “¡CABEZA FRÍA!” “Es momento de mantener la cabeza fría y seguir jugando a lo que te gusta, seguir demostrando tu dedicación y tu trabajo, esto es para lo que nos estamos preparando en cada entrenamiento y ahora es el momento de demostrar que hemos trabajado.”
En esta vida, gracias a la educación de mi familia biológica y a la elegida, ya sea por interés propio, afinidad o por sensación, he recibido ciertos valores que intento transmitir día a día a los que me rodean en todos los aspectos de mi vida, siendo lo que priorizo en la educación y formación a diario.
¿No creéis que hemos olvidado para qué nos hemos entrenado cada día desde que nacemos y estamos priorizando de manera errónea?
Es momento de MANTENER LA CABEZA FRÍA y demostrar que los valores recibidos por nuestros mayores, los hemos seguido poniendo en práctica a diario.
GRACIAS FAMILIA
GRACIAS YOLA
GRACIAS ASUNCIÓN
He de confesar que ante este folio en blanco digital me encuentro un poco perdida pues nunca me he atrevido a materializar reflexiones en un papel ni mucho menos a compartirlas, pero ante la falta de contacto humano entre todos los que formamos la Asociación Deportiva espero que esto sirva para sentirnos más cerca.
Soy entrenadora, junto a mi compañera Zara, del Infantil A femenino, un excepcional grupo de niñas que quedó campeón de la liga FERE el año pasado y en junio íbamos a recoger lo sembrado disfrutando del magnífico campeonato de España (EMDE) que todos los años se disputa en Torremolinos. Campeonato en el que participé como jugadora en varias categorías e iba a ser mi primera participación como entrenadora. Las sucesivas prórrogas del confinamiento han obligado a su suspensión. Confieso que cuando nos enteramos de la noticia pensábamos en lo mal que lo iban a encajar las niñas, un palo duro, mucha ilusión durante todo el año, una meta fija desde el inicio y se esfumaba de repente con bastante tiempo de antelación. Les comunicamos la noticia y las primeras reacciones fueron de tristeza como no podía ser de otra manera, me imagino algún que otro llanto con sus padres pues es el resultado al truncamiento de algo a lo que se le pone mucha pasión, y nuestras niñas de eso van sobradas. Pero los siguientes acontecimientos fueron de darse ánimos unas a otras y dejar caer que esto de alguna forma lo íbamos a recuperar, aunque no fuese en un campeonato como tal, pero esos días juntas de convivencia en equipo se aplazaban sin fecha.
La actitud de estas niñas es la que intento tener y transmitir a la gente con la que más contacto tengo estos días. Durante estos días, han tenido lugar cumpleaños de familiares y amigos, habríamos vivido un tramo bonito de competición, habría disfrutado de algunos eventos y viajes que tenía ilusión por hacer, vivimos la Semana Santa, etc. Y todo esto no se cancela, no se pierde, no se deja atrás, se aplaza. Estoy segura de que recuperaremos todos estos ratos compartidos, pero ahora lo esencial es cuidarnos.
Familia, estamos jugando el partido más importante de nuestras vidas y tenemos que hacer nuestro mejor papel, cada uno con lo que le toca. Lo que si nos toca a todos por igual es hacer más llevadera esta situación a cada una de las personas que tenemos cerca. Demos lo mejor de nosotros mismos, juguemos en equipo, cuidemos a nuestros compañeros y nos cuidaremos a nosotros. Volveremos más fuertes.
Un abrazo y mucha salud para todos los que formamos la Asociación Deportiva Asunción.
Ha pasado un mes. Un mes que iba a estar lleno de trabajo, ilusión y GANAS.
“GANAS”. Cuantas veces mis jugadoras me habrán escuchado repetir esa palabra.
El motivo es porque, para mí, las GANAS son la clave, no solo para disfrutar del baloncesto, sino de la vida en general.
Es una fuerza de voluntad capaz de conseguir dar lo máximo de ti y superarte, consiguiendo alcanzar cualquier objetivo marcado.
Y eso me lo han estado demostrando mis jugadoras infantiles desde la temporada pasada, momento en el que iniciamos esta aventura juntas. A pesar de ser de primer año, desde el inicio de temporada trabajaron como las que más para cumplir uno de los objetivos que teníamos; llegar a la final Fere. Tras mucho trabajo, esfuerzo y GANAS, con algún que otro obstáculo de por medio, lo consiguieron.
El resultado de esa final, para mi compañera súper Cristi y para mí, era secundario. Cuando llegó el día, se lo trasmitimos a las niñas y solo le pedimos una cosa; GANAS.
En el momento que salieron a la pista nos dimos cuenta que tenían de sobra. Gracias a ello, hicieron el mejor baloncesto de toda la temporada. Fue un partido diez de cada una de ellas. A día de hoy, sigo recordando ese día con muchísima emoción, no solo por la forma de jugar al baloncesto, sino también por sus caras de felicidad al disfrutar jugando y dar el máximo. Sin duda, es un recuerdo que siempre llevaré conmigo. Hace que se me dibuje automáticamente una sonrisa de oreja a oreja.
Y quedamos campeonas. Aunque he de decir que para nosotras ya lo eran, porque les echaron más GANAS que nunca. Al final me dieron la razón… no hay obstáculo insuperable si existen GANAS e ilusión, y se lo contagiamos a los demás. “Ganan las GANAS”.
Esas son mis tanquetas, capaces de lo mejor. Estoy segura que les quedan por vivir muchísimos momentos como ese, de los que se no se olvidan. Mientras, desde casa, esas GANAS hay que ir guardándolas e ir acumulándolas para volver a usarlas para cuando llegue el momento de poder disfrutar de este maravilloso deporte de nuevo.
Un achuchón enorme para todos, sobre todo para mis infantiles. De vuestra fan número uno. Zara.
La gente que me conoce sabe que no soy mucho de redes sociales, ni de escribir mucho en whatsapp, ni en ninguna plataforma. Soy más de contacto humano, de charlar con la gente, de una llamada de teléfono, de reírme con alguien… y SÍ, lo echo de menos.
Yo, por familiares que trabajan en Sanidad, con un poco de antelación sabía que había un virus en China y que íbamos a estar en casa unas semanas…pero no sabía que esas semanas iban a ser tan duras.
Si lo pensamos bien, cuando cogemos una gripe y estamos una semana en casa y no podemos salir, trabajar, hacer deporte, ni dar un paseo por la playa o por el centro, la semana se pasa relativamente rápido, pero en la situación actual, la incertidumbre es muy dura. No saber cuánto tiempo nos queda en casa, nos agobia o por lo menos me agobia a mí.
Cuando tienes familiares sanitarios te ayudan en muchas cosas, pero en estos tiempos que corren…también te asusta. Te asusta porque las noticias que te llegan son distintas a las que los políticos y medios de comunicación dicen, te asusta porque no saben cómo curar esto, te asusta porque no saben si los desplazarán a otras comunidades para ayudar a otr@s compañer@s, y te asusta que les pase algo, y te da rabia que por no poner freno antes, estemos como estamos.
Una vez que termine esto…que terminará, debemos pensar en esas cosas básicas que antes nos daban pereza como ir a una comida familiar, a una casa rural con amig@s, a jugar una pachanga a última hora, de salir al campo con tus niñ@s, de tomarte una cerveza con alguien,… debemos de aprovechar esos momentos porque no sabemos cuánto tiempo podremos seguir disfrutando de ellos.
Muchos padres/madres del cole me preguntan por qué tengo siempre una sonrisa en la cara, por qué todo el tiempo estoy silbando…es porque aunque no sea el trabajo de mi vida, aunque a veces no me vaya todo lo bien que querría, trabajo con unos niñ@s que no tienen culpa de mis problemas y lo único que quieren es que su entrenador les enseñen ese deporte que les gusta, les enseñe a competir y lo más importante, que les enseñe a DIVERTIRSE y son ell@s los que te sacan una sonrisa.
También, cuando esto termine, debemos intentar aprender de esos días que hemos estado en casa, mirando por la ventana o por el balcón hacia el horizonte. Debemos recordar esos días en los que no sabías con qué entretener a nuestr@s hij@s y al final terminabas enfadado con ell@s, recordar esos días en los que no ponías las noticias porque todo lo que salía era malo.
Antes de terminar quiero decir que debemos mentalizarnos de que esto acabará antes o después, pero ACABARÁ y que después debemos de aprovechar las cosas sencillas. Quiero dar mucha fuerza a mis compañer@s, a sus familias, a los padres/madres de mis niños y a tod@s los niñ@s del cole que deben de estar subiéndose por las paredes, ¡¡¡¡¡ cómo yo!!!!!!!
Volveremos pronto y como siempre con una SONRISA.
¿Recordais las clásicas películas americanas donde presentan al chico nuevo delante de toda la clase? Así me sentí yo al llegar a Asunción.
Todos se conocían entre ellos, los grupos ya estaban formados, los niños conocían perfectamente a todos los entrenadores… Y yo… yo no conocía a nadie, pero sabía que estaba en el lugar adecuado.
Las primeras semanas estuve con los ojos y los oídos más abiertos que nunca: Aprendiendo, conociendo a todo el mundo.
La verdad es que, al principio, ni mi equipo Baby ni el Premini me lo pusieron fácil. Dos equipos llenos de pequeños guerreros en los que necesitaba demostrarles a los chicos el porqué de mi reciente fichaje por la familia asuncionista. Y con tiempo y trabajo, las cosas salieron adelante. Mis babys llegaron a una Final de liga FERE, y con los Premini (y la colaboración desinteresada de todos los papis y mamis) estamos pasando un año increíble.
Pero los días pasan. Y las semanas, los meses… y sé que he encontrado mi lugar. Siento que he encontrado a la familia que buscaba. Con Jose Cabra a la cabeza, resolviendo todas las dudas que pudiera tener. Con Felipe, mi guía baloncestística, al que puedes preguntar todo y aprender de él viendo sus entrenos y partidos. A Jorge, que cada día que compartimos más aprecio le voy cogiendo. A Cayetano y Lucía, mis compañeros de viaje, que no sé que sería de mí sin ellos. A Zara, Álvaro, Encarnita, Camelia, Inma, Cristi, Ana… a tanta gente que me ha demostrado que ser el último no implica ser el menos importante. Y todos los que forman ADA, desde los compañeros de fútbol hasta los chicos del bar.
En estos meses he aprendido que ADA no es un colegio, ni son equipos de baloncesto, fútbol o voleyball.
ADA es una familia, y en esta cuarentena les echo tanto de menos como echo a mis abuelos o a mis primos. Estos días de confinamiento también lucho por ellos, por verles cuanto antes.
Por compartir experiencias con Jorge. Por jugar con mis Babys. Por reirme con Cayetano. Por aprender con Felipe. Por ver al equipo de Zara con sus GANAS. Por seguir enseñando a mis Premini que ganar no es lo importante.
Por seguir compartiendo experiencias con mi FAMILIA. Yo me quedo en casa por ellos. Y tú ¿por quién te quedas en casa?
La buena suerte no es azar, es una postura, una manera de comportarse ante la vida y en esto probablemente los niños sean expertos. Ellos actúan mirando hacia dentro, sin miedos ni límites (porque no los conocen) y eso les hace disfrutar del camino.
En este momento en el que la vida nos ha “prohibido” soñar a lo grande nos queda lo esencial, el camino. Construir ilusiones desde abajo, tener un propósito, imaginar (lo que haremos cuando salgamos, lo que estaríamos haciendo si estuviéramos fuera, lo que nos tocaba hacer este día…). Y de nuevo esas pequeñas personas nos iluminan con su capacidad para dejar volar su imaginación.
Soñar, una vez más, se convierte en la manera más inteligente de mantener la ilusión ante la vida, esta que ahora parece estática pero que realmente no para. No para de enseñarnos.
Nos pueden quitar todo salvo la libertad de elegir nuestra actitud ante cualquier circunstancia.
Hace días que me subí a un tren llamado rutina con destino “Libertad”. Es un tren que se para cada vez que pienso cuantos días llevamos, cuantos días quedarán, o lo injusto que es tener que hacer deberes en vez de estar con mis amigos. Sin embargo, he descubierto que el tren empieza a moverse paulatinamente más rápido, cada vez que pienso que voy a volver a estar con mis compañeros de clase, que voy a poder disfrutar de otro entrenamiento al atardecer con los últimos graznidos de las gaviotas, y que soy un afortunado por tener la oportunidad de volver a disfrutar de esas cosas que creía mías por derecho.
Poco a poco me fui dando cuenta, que al final de cada día llegaba a “Libertad” cuando descubrí que solo había que mirar hacia dentro para hacer el dibujo que siempre había querido hacer; Tocar el instrumento que siempre había tenido inquietud de tocar o leer el libro para el que nunca había tiempo. En definitiva ¿No es la libertad la capacidad de obrar con voluntad propia?
Todo esto no hace mas que acrecentar el anhelo de la tan ansiada “libertad” y digo libertad entrecomillado, porque aunque podamos salir con algunas restricciones, nos han privado de ella a causa de este maldito virus, nos han privado de lo más preciado que puede tener una persona, al margen de la propia vida, algo como es “tu” libertad; la de poder decidir, el como, el cuando y sobre todo el donde. Porque como diría el gran Joaquín Sabina “¿Quién me ha robado el mes de Abril?”.
Es ahora en estos momentos, cuando te das cuenta de lo importante que es aprovechar el tiempo y las oportunidades que te da la vida, echas mucho de menos cosas tan sencillas como dar un paseo, caminar por las aceras de tu barrio o simplemente salir a correr para despejarte… En el plano deportivo, la inactividad está siendo también bastante dura, puesto que no sabemos cuándo podremos volver al trabajo y en qué condiciones, echas de menos también la rutina de los entrenamientos, la dinámica de los partidos y los desplazamientos a los mismos, pero sobre todo echas de menos el día a día con tus compañeros y jugadores, que al final son tu familia deportiva.
Por todo esto y más, pronto nuestro “despertar del letargo” estará cada vez más cerca, espero y deseo que salgamos de esta situación de crisis cuanto antes, mi abrazo más sincero de un Asuncionista en confinamiento.